Cuando colean no pican…. Muerden

En nuestra región teníamos un fin de semana largo por la fiesta religiosa de la virgen de Ayquina, pero las ganas no estaban para una travesía larga, era momento de refigiarse en el hogar, maestrear un poco en la casa y gastar tiempo con el resto de la familia, la familia grande que la tengo botada hace largo rato. Obviamente que desconectado de la pesca no iba a estar, una moderada marejada , luna casi llena y una gran pleamar a la madrugada indicaban excelentes condiciones para la corvina, donde más que en el patio de mi casa.

Llego el sábado algo tarde ya que estaba muy cansado, el agua llegando casi al borde, muy turbia y espumosa, cómo la marejada se hacia sentir opte por la caña jigcaster que me diera más potencia para las chispas pero opte por estrenar una daiwa morethan que se mueve y se lanza espectacular, eso si baja bastante, en torno al 1,2 a 1,5 metros, bastante para esta playa pero con esa cantidad de agua estaba perfecta, mas aún con su bello color dorado, estaba tan seguro de ese señuelo que no lo cambie a pesar de las dudas que me generaba la alta turbiedad en la orilla, pero ese señuelo emite mucha vibración con su wobbling frenético, al poco rato ya tenía mi recompensa, una muy bien peleada corvina que debío andar entre los 3 a 4 kilos que me salvaba la jornada. Luego intente a más distancia con chispas pero salió el sol, llegaron los surfistas y la playa se me hizo chica. Era hora de retirarse.

Había que conocer la nuevo integrante de la familia, el amaro mi nuevo sobrino nieto

El domingo ya por inercia repetí escenario, pero está vez con la gloomis 1264S con el fin de ganar más metros pensando en el uso de señuelos por sobre las chispas, no habían muchas diferencias con respecto al sábado, mucha espuma, la ola picando fuerte en la orilla, ni rastros de colas ni actividad, cómo empezó a bajar deje de lado la morethan y me centre en la daiwa shore line shinner Z, un señuelo casi de superficie de avance lento y sinuoso, la idea era mantenerlo la mayor parte del tiempo en la zona caliente detrás de la ola, finalmente engancho una corvina, no debío ser muy grande, en torno a los 2 a 3 kilos, muchas arrancadas arriba, abajo pero poca potencia hacia el fondo, casi en la orilla se me suelta, seguramente venia clavada por fuera, luego ya me dolio la espalda y el carnet de identidad me decía que estaba bueno por hoy.

En la noche salimos a pololear con mi sra. añoraba ese daikiri y esos ostiones a la parmesa estuvieron deliciosos, una hermosa velada.

Este lunes, que recuerden era feriado en mi región, era muy poco probable que me levantara a pescar, de hecho mi equipo no estaba ordenado, el wader colgando en el patio, los señuelos por aquí por allá pero sono la alarma del celular que se me olvido desactivar… que le va hacer el agua al pescado, me prepare mi café con leche, ordene mis aparejos y partí muy tarde, ya cerca de las 8 de la mañana

Habían muchos pescadores, casi todos pegados a la roca del lado norte, todavía el mar estaba bien revuelto, me fui al lado sur, para estar mas tranquilo, cuando estoy solo a veces me gusta ponerme a cantar, caballo que gana repite así que al agua la morethan, según los pronósticos debería haber estado más calmado pero aún se mantenía la marejada, cómo a las 8:30 hrs, sorpresa, veo una cola de una corvina bastante respetable, empiezo a lanzar cruzado pero la turbiedad del agua y la fuerte resaca me dificultaban ubicar el momento exacto del retorno de la corvina al pozón de resguardo, se me perdió

Pasó un largo rato, el pfardi se pone a pescar al lado mio, veo que me hace señas y es que había decidio volver la corvina, majestuosa exibiendose, cruzando los tiros con el dentista tratando de engañarla pero nada, al rato aparecía unos metros más allá, burlandose de nosotros.

El mar se empezo a calmar, salió el sol, subí unos centímetros con la shoreline shinner z, apareció una segunda corvina, mas chica, a ratos se perdían, los de la roca del norte se marcharon, el pfardi se sentó en la escalera a descansar, la suerte estaba echada, está vez ganaron las corvinas.

Una ola muy grande, me obligo a retrocer con el agua hasta la cintura, en la resaca algo me pego en el pie, era la corvina, esto ya era personal.

Mas tarde el dentista definitivamente dijo adiós, y llego el Andrés, el saludo a los lejos, muy de vez en cuando seguía viendo a la corvina, era grande, imponente, intimidante, ya con el sol bien brillante el mar se calmo, el escenario era distinto, el agua muy clara y solo de vez en cuando un tren de olas mas grande para luego una calma muy relajante, en una de esas olas grandes, iluminadas por el sol perpendicular que se asomaba por el cerro veo la corvina cruzando la orilla, preciosa, inmensa, intocable.

las 10 de la mañana, extremadamente tarde para mis visitas a esa playa, me juego la última carta, alta visibilidad = señuelos pequeños, entra a la cancha la duo axcion color dorado.

Ya en la mente contabilizando los últimos lances, tratando de surcan bien a fondo, un lenguado chico me alagera la jornada, lo miro cual depredador a shwasseneger y decido devolverlo aunque estaba fileteable. ültimos cinco lances y me voy, espero el momento para llegar detrás de la ola, recojo mas bien lento con pequeñas pausas y tirones, golpe con el fondo, levanto la caña un poco paaaaffffffffffffffffffffffff

la furia desatada de la bestia, arranca sin parar muy largo, me acuerdo que el punto débil de ese señuelo son sus muy penetrantes triples pero que se abren con nada de fuerza, y esta era grande, tenía a mi favor que recien había cambiado el multiflamento, un sunline de 20 lbs, 150 metros, freno suave y a no correr riesgos tontos, con tres carreras consecutivas me llevo unos 120 metros, ya a estas alturas puedo controlar los nervios pero parecia que no paraba nunca, miro hacia el fondo y el andrés se acerca a ver la pelea, lo mismo que un camión repartidor de agua que celular en mano capturaban la escena.

Luego se hecho en el fondo, la espero todo el tiempo que fuera necesario, recogia algunos metros y ella me los volvía a robar, la tentación era grande de apurarla y pelearla a fuerza bruta pero los años de circo me han dado la sapiencia de disfrutar esos preciosos segundos de tener al otro lado de la línea a una bestia cómo esa.

Poco a poco, muy lentamente, de a una pocas vueltas de carrete por vez la fui acercando, todavía guardaba mucha potencia la corvina, era peligrosa en la orilla, donde se libraría la última batalla, a unos 30 metros veo la línea como se clava en el cantil, el juego mantenía su resultado incierto.

Una tensa calma en el oleaje puso a prueba los nervios de todos en ese rato, «por la mierda mandame una ola» grite al tiempo que la playa me respondía con una secuencia de olas cortas, la lenvanto del cantil y veo su contorno entre la resaca, de entregarse nada, batallaba los últimos metros incidandome que nada sería gratis, tres largas olas peleando en la resaca, finalmente la logro varar entre los gritos y el asombro de todos los presentes.

11 kilos clavados de la naríz de la corvina

Mas allá de kilos más kilos menos, fue de esos momentos que te rejuvenencen cómo pescador, que alimentan las ganas y se recuedan por mucho tiempo

por supuesto la cábala, esta hembra era mas corta pero morbida por donde se le mire.

La penosa y sucia tarea del fileteo

la autopsia de rigor

Saludos y buena pesca para todos

Saludos y buena pesca para todos.

Mauricio Hernández Aliaga – Mecano

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