01 Ago El límite y a la sal
Largo rato sin reportar experiencia personales, y es que la pesca ha estado un poco rara, con la corriente del niño las corvinas grandes se fueron al sur, mucha marejada y una invasión de pescadores en playa amarilla, que complican en el cruce de líneas, invasión muy adentro cuando colean, mucho ruido y te limitan la movilidad, es parte de compartir la pesca, lo entiendo pero a ratos me gustaría que se respetaran algunos conceptos mínimos de convivencia. Para que hablar del puntón de roca, lleno de pescadores sacando caballas y jureles, convertidolo en un verdadero basural, mucho reporte con una foto de las capturas para alimentar su ego pero sin mucho que aportar.
Si, el de al fondo es un pescador.
La pesca en lo personal, solo ha sido parar la olla, una que otra corvina decente, algunos lenguados pero en realidad la he tenido muy de lado, casi no he salido fuera de la ciudad, e incluso no he ido a los dorados en Juan López, quizás falta de partner de pesca o simplemente falta de ganas. Sin embargo playa amarilla me queda al lado y una o dos horas de pesca, te permiten al menos desconectarte un rato.
Este fin de semana las condiciones eran favorables, buena cantidad de agua, el mar tranquilo pero bien espumoso y cielo algo cerrado, así entran las grandes hasta la orilla. A mitad de semana, recibo un llamado de una ejecutiva del banco con una oferta de crédito, analizándola creo que ya es momento de renovar el auto, pero me falta reunir un poco de plata, de aquí a septiembre sería la inversión, entre lo que puedo echar mano son mis equipos de pesca, ya que tiendo a renovar mis equipos siempre vendiendo uno y renovanadolo por otro, pero no he podido definirme con mi equipo rapalero, tengo desde hace varios años una caña marca Yamaga, el modelo Early 94mhr, 2.9 metros, lanza 15-50 grs , pesa 215 grs. Todo lo que espero de una caña rapalera, se siente cómo la extensión de mi brazo, muy liviana, sensible, con buena capacidad de lance, pero con mucha reserva de potencia para la pelea, con un rango que cubre mis señuelos y algunas chispas, cucharas y vinilos, no se siente para nada falta de potencia al momento de cobrar una buena pieza, a diferencia de la gran mayoría de cañas de este tipo, te entrega mucha seguridad y control, además me cabe justo dentro del auto, afirmada en los sujetadores superiores de las puertas.
Peeeero, hace rato tenía en mente de la misma marca, una versión distinta, la early plus 100M, una caña más al estilo de pesca Japonés, cuando vemos las características de los señuelos y declaran su distancia, generalmente indican el modelo de caña y difiere bastante de las nuestras, son cañas más larga, de potencia mas baja y muy elásticas, la 100M es el modelo más espécifico de Yamaga para el lanzamiento de señuelos, 3.1 metros, para rangos de solo 10 a 35 grs., y con un peso total de solo 187 grs., me la traje hace un tiempo y claramente la ecuación está maximizada al lanzamiento, quizas no le saca tanto provecho a los último señuelos de transaferencia magnética, que requieren cañas más rígidas, cómo la shoreline z de daiwa, silent asessin de shimano o megabbas con su flat backer, en donde en ambas cañas obtengo resultados similares, pero en los señuelos de lanzamiento discreto logra una buena ventaja, especialmente en señuelos pequeños de 10 o 12 cms. El pero, es esa sensación de inseguridad trasmitida a las manos con cada captura, que sólo habián sido pequeñas. bajo los 2 kilos. Aunque en el fondo era el precio a pagar y era cosa de acostumbrarse.
Asi partí este sábado a mi coto, sólo por un par de horas ya que tenía que trabajar a media mañana, para ayudarme a tomar la decisión, decidí ir con mi antigua Yamaga, cómo siempre acompañada del shimano excense 4000 y un pack variado de señuelos.
Me encuentro con el tomás, que está por tiempo trabajando en Santiago y hace rato que no lo veía, un abrazo y vemos colear una que otra, me dí cuenta que detrás de la ola había una zona bien profunda, luego un banco de arena y delante un hoyo grande, era o buscarla atrás con un señuelo de media agua o adelante con un flouting de avance lento, opte por lo segundo con una daiwa hirame hunter, conversando con el tomacho engancho algo pero se me suelta, habián caballas en la orilla, pense que era eso pero en el triple había una escama de corvina, sin embargo tuve revancha y luego de una bonita pelea cobro una que me aseguraba el almuerzo, al tiempo el tomacho cobraba otra.
Al rato se tuvo que ir el tomás , me regala su corvina y yo me quedo hasta las 10 mas o menos, cobre una segunda, y luego una tercera y cuarta pegada a las rocas, más pequeñas que devolví.
Una mañana muy entretenida y hace rato no disfrutaba de esa caña., una delicia pescar con un equipo así de ligero.
La noche del sábado era víspera del día del trabajador, fome porque caía en domingo pero no por eso no íbamos a celebrar, con buena compañia de mi esposa, unas margaritas que aplacaran el incipiente dolor de muela que me amenzaba.
Se veían grandes las olas, pero a cómo diera lugar me levantaría temprano para ir está vez con la otra rapalera y tomar la difícil decisión.
Calcado al día anterior, salvo que teníamos una leve brisa en contra, muy pocos pescadores y aparece majestuosa una gran cola, el tomás lanzando con la clásica Z en diagonal a los pozones, buscándola atrás, lo miro y me juego una carta diferente, a buscarla en la orilla misma, el elegido un señuelo casi descontinuado de daiwa, el x-roll 148 versión flouting, de mucho coleteo (wobbling) y avance lento, que asumado a la ola lenta me permitía llegar hasta el mismo borde de playa.
Mi duda estaba marcada a que con esta caña, la Early Launcher 100M, sólo había tenido capturas menores y la sensación de nervisismo era grande, ¿cómo andaría con una corvina mayor?, claro que esta playa no reviste grandes riesgos de rocas o bordes peligrosos que te pongan en aprietos, nada de levantar, era cosa de trabajarla adecuadamente, pensanba en eso cuando siento el enganche, mas que un pique una arrastrada, arranca unos 20 metros, detrás del muro de arena, haciendo chillar el carrete y luego se viene a la orilla, recobro la línea robada pensando que quizás se soltó cuando logro recuperar la tensión arranca fuerte y derecho hacia adentro.
El freno bien regulado, ni tan suelto que le permitiera robar línea con facilidad, ni tan apretado que hiciera cabecear la caña, tenía plena confianza en la línea, una shimano mission complete #1.2, es decir un 0.18 mm para unas 20 libras teóricas, de la bobina de 150 metros , luego de un par de cortes tendría unos 140 metros y de cama un antiguo samurai de color verde, no más de 20 o 30 metros. La primera arrancada fue muy larga, unos 60 o 70 metros, la caña se comportó totalmente distinta a con peces pequeños, la tensión constante sobre la línea, el arqueo perfecto desde la mitad de la vara, que si bien es cierto no era lo mismo que pelear con la potente Gloomis, si te entregaba algo de control sobre la pelea, recobro unos pocos metros y arranca nuevamente hacía adentro, con tal fuerza que me bajaba la caña, pasaban los metros sin querer detenerse, ya la bobina tenía ese trenzado disparejo, por lo que ya habían 100 metros de línea en el agua, avanza hacía el sur y la detengo un poco apoyandome con la mano en la bobina al tiempo que «bombeaba» con la caña, se movia por el fondo, sentía cómo lentamente la arrastraba, cuando parecía que ya controlaba la pelea, se devuelve al norte y sigue arrancando cómo locomotora, seguía saliendo línea y empiezo a ver el verde de la cama del fondo , el nerviosismo apareció pero tambien el recuerdo de otras batallas al límite, si pasaba el nudo tendría que abrir un poco el freno, un nudo siempre es un punto débil, con solo un par de vueltas de línea amarilla sobre la verde, afirmo con la mano la bobina, sin que se pase la mano, y freno ya esos intentos ya cansados de seguir arrancando, pero no se venía, nos quedamos unos largos segundos así, ella tratando de pasar el nudo y poner a su favor la batalla y yo frenando con la mano la bobina pero incapaz de recuperar aún algunos metros, hasta que se vino unos metros, ya con el nudo a buen recaudo la traje a la orilla apoyado con la caña, una levantada de caña, 3 metros recuperados, los brazos ya acusan la pelea, ya detrás de la ola la veo, aún peleaba entre la resaca, libero un pelo el freno y disfruto ese tramo final, sabiendo ya que tenía todo a mi favor, finalmente salió muerta, incapaz siquiera de dar un último aletazo.
Hace rato lograba una captura que me pusiera en aprietos, era inmensa , mucho mas gorda de lo habitual, quizás no tan larga pero morbida.
El tomacho se acerca a felicitarme y claro que la disfrute, porque además sería el almuerzo con toda mi familia, que hace rato no me juntaba con ellos, quizás tambien con ayuda de arriba.
Me quede hasta más tarde, pegado al codo sur salieron 2 más, pequeñas con chispa, ni siquiera me dolió perder una shimano surf swimmer, son cosas de la pesca.
La clásica tinera
un poco de humor para el facebook
Y el fileteo que son cosas mayores cuando se trata de corvinas de este tamaño.
Con esa fuerza de propulsión no es tarea fácil vencerla con equipos livianos.
Claro que quedo con más dudas que certezas en cuanto a que caña vender, si bien es cierto la antigua 84mhr me permite más comodidad de transporte, mayor potencia y un rango mayor de señuelos, la 100M es más específica para lanzar y trabajar señuelos, creo que ofrecere las dos y que el destino decida.
Un bonus pack, no soy para nada buen cocinero pero tengo uno que otra plato con el que me defiendo, alguna versión libre del ceviche, un cancato sin tanto queso, por ahí un estofado de cordero y este fin de semana probé una receta de la corvina a la sal para salir del siempre típico pescado frito.
Es bien simple, primero necesitamos una corvina, el tamaño lo va a limitar el tamaño del horno, en mi caso era una de unos 2 a 2,5 kilos, se desvicera, se le sacan las aletas, el espinazo y las agallas, se limpia muy bien pero sin descamar ni menos sacarle el cuero obviamente.
Luego se van a necesitar entre 2 a 3 kilos de sal de mar gruesa, esa que viene cómo granulada, se pone en un bol y se agregan 6 claras de huevo, la idea es que las claras permitan darle consistencia a la sal de manera que sea más fácil hacer el molde.
en el interior de la corvina se agregan algunos dientes de ajo, cilantro o perejil, morrón, limón y cebolla, algunos condimentos y si quieren tambien tomate, aunque tampoco hay tanto espacio.
Se hace una cama de sal donde se coloca la corvina y luego se tapa con el resto de la sal, especialmente la parte de la guata que está abierta, con las claras de huevo es bastante más simple este proceso.
Se lleva al horno por unos 40 minutos, la sal tenderá a tomar un color dorado y la cabeza y la cola a descamarse, ese es el indicador que está listo.
Lamentablemente el horno era eléctrico y no logre cocerla completamente y me pilló la hora de servirla.
Basta con un espátula o espumador romper la capa de sal y saldrá completa, cómo una cáscara que será muy simple de separar del pescado.
Lo mismo el cuero, se desprendera muy simple dejando al descubierto la carne. Queda muy jugosa y sin nada de sabor salado, se traspasa muy bien el sabor del relleno, tambien se puede optar por rellenos más fuertes cómo tocino o queso, pero con el de verduras queda un plato de sabor muy liviano, eso si no rinde mucho, esa corvina con suerte era para 3 o 4 personas.
Y lo mejor de la pesca, la posibilidad de compartirla con lo más preciado, mi querida familia.
Saludos y buena pesca para todos
Saludos y buena pesca para todos.
Mauricio Hernández Aliaga – Mecano