Respirar adentro y hondo, alegrías del corazón

Y pasamos de fase, la última salida con noche se remonta al lejano diciembre del año pasado, demasiada angustia y encierro, se abría una posibilidad un poco compleja, realizar una salida no oficial con solo algunos socios respetando la cuarentena, es decir salir el viernes en la tarde y retornar el lunes, demasiadas noches para la mayoría por lo que se opto de organizarla de forma privada y solo se contactaron a los que realmente tendrían oportunidad real de acudir.

Coordinar las compras fue un verdadero problema ya que todos los confirmados, Mario, Edilberto, Pato, Rubén y yo,  teníamos mil cosas que hacer para poder dejar todo ordenado y así partir el viernes a las 6 de la tarde y retomar funciones el lunes a media mañana pero querer es poder.

 

Compras de último minuto y a la aventura nuevamente.

 

Hace mucho tiempo, cuando conocí al Rubén lo hacíamos así, partíamos el viernes bien tarde y retornábamos el domingo, se aprovecha mucho mejor el tiempo, en el ocaso por el lado del mirador ya te avisa el cambio de switch, fuera celular y bienvenida libertad.

 

Rápidamente armamos campamento y cómo la salida de la luna estaba para alrededor de la media noche disfrutamos de un espectacular cielo estrellado, un privilegio que para la gran mayoría pasa desapercibido pero que es realmente hermoso y te invita a meditar, la noche algo fría pero por sobre todo muy húmedo con el rocío.

 

Un asado livianito y a disfrutar de la fogata  bien apertrechada de Edilberto que trajo dos sacos de madera.

 

 

 

Pucha que se echaba de menos la playa y los amigos.

 

Amaneció muy temprano a eso de las 6:20 el Mario se fue directo a la cabecera norte de la playa y yo partí desde el medio hacia el norte también.

Desde el primer lance se anunciaba una jornada auspiciosa, aunque eran de poco tamaño el festival de corvina respondía muy bien más que nada a los vinilos, y esto porque el mar estaba bien tranquilo y el canalón que recorre gran parte de la orilla es dónde circulaban mayoritariamente las corvinas, ahí es poco efectiva una chispa, el vinilo lo recorre mucho mejor, lamentablemente estas playas de piedra bola son complejas para los señuelos y los maltrata mucho, en esta oportunidad se fueron a la banca. Otro que tuvo mucho trabajo fue el vibre o caballito, del cuál cada vez saco más conclusiones y refino mejor su uso.

 

Ya en el canalón del fondo se lograba mucho más profundidad pese a amanecer en plena baja, y el Mario ya tenía una buena cuota de 3 corvinas, yo pude cobrar dos decentes entre varias devoluciones pero las dos más grandes se me soltaron de la nada, con el storm gt360 de 42 gramos para llegar más abajo en ese canalón dos enganches limpios y consecutivos, la corvina se va a la parte más honda del canalón justo a la entrada de la resaca, a la primera la afirmo bien al límite con el freno para evitar las piedras en la resaca, arrancó 3 veces pero carreras cortas de 10 metros para volver al canalón de la orilla, solo faltaba que se levantara un poco para que la ola la sacara del canalón y cobrarla, se mueve con la ola y simplemente se suelta. La segunda fue calcada al siguiente lance, esta vez opte por otra estrategia, el freno bien suelto y darme tiempo de cansarla antes de subirla, pero me pasó exactamente lo mismo, de la nada se soltó. A veces gana el pez y uno no anda con esa cuota de fortuna o finesa necesaria.

 

El mario se fue con su cuota hecha y yo seguí en el pozón del fondo, al rato una que otra picada que perdí con el caballito es que tuve un par de piques por el lomo que no engancharon, seguramente corvinas pequeñas, incluso a un black minnow la corvina pequeña dio las vueltas justas para sacar el anzuelo de la cabeza y devolverme el vinilo con el cuerpo intacto pero sin anzuelo. Sin embargo seguía cobrando una que otra pequeña que se iba devuelta, salieron un par de estos ayanques, así al menos los conozco yo, otros le dicen canques.

 

 

Viejo conocido que daña mucho los señuelos con sus dientes pero que culinariamente no son muy buenos.

 

No había para que matarse, teníamos varias jornadas por delante así que a las 11 de vuelta a tomar un café y comentar la jornada.

 

El almuerzo del día era reineta que trajimos cómo plan B desde antofa, pero ahora se reemplazaba por corvina fresca al ceviche y frita, además había que consumirla ya que faltaban dos días para irnos y se podían echar a perder, las dos más grandes eran del Mario que si las reservó en su cooler, con el resto teníamos de sobra.

 

Me alegre mucho cuando supe que se sumaba el patito, un crack de la pesca y la cocina.

Una buenísima jornada matutina, ya el sol pegaba un poco así que armar la lona para la sombra y empezar a cocinar.

 

Este lugar ofrece mucha tranquilidad y resulta muy grato y agradable para disfrutar de una buena jornada, aunque el acceso es medio complejo y solo para vehículos 4×4. Por lo que conversamos con unos pescadores que pasaron a pie por el sector, había muchos pescadores entre paposo y el cobre recorriendo la zona.

 

Este verano se nos fue sin ningún día de playa con la familia, echaba de menos esa tranquilidad, cómo flojera que da en las horas bajas entre los tiempos de pesca, cómo decía la canción de Jorge González…. Respirar adentro y hondo, alegrías del corazón.

 

Y cómo aquí no ha nacido «naiden» con una estrella en la frente a pelar pescado se ha dicho.

 

 

El patito se encargó del frito y el arroz y yo con el ceviche.

 

 

Todo bien regado por el siempre cordial anfitrión del Rubén, con caipiriña era la cosa.

 

El arroz ya estaba listo y yo medio atrasado con la entrada.

 

Mi mamá tiene un dicho…. vengan años.

 

Así cómo me gusta, sin contaminar la carne del pescado, sin pasarte ni de ajo ni cebolla que son acompañamientos y no la estrella, tampoco que flote en limón, no había pimienta y el ají no picaba nada pero quedo rico y abundante.

 

Al menos yo con el puro ceviche quedé listo, y apenas toque el frito.

 

 

La tarde cae pronto en invierno y siempre con un poco de viento, con las pilas recargadas salimos a buscar la nueva jornada.

 

En vista de la poca actividad de los vinilos en la orilla entraron a la cancha las chispas, primero las de buena suspensión y baja velocidad para luego ya dar paso a las mas toscas de movimiento pero de lance más largo.

 

 

Pero ni cerca ni lejos tuvimos ni un solo pique, así que aprovechar el tiempo pa la foto de tinder y badoo.

 

 

 

Pero a falta de peces la naturaleza nos regaló un atardecer para enmarcar…….Oferta válida solo para los que saben mirar.

 

 

Que manera de reírnos de los modismo chilenos y de lo difícil que es para un extranjero entender nuestro lenguaje cotidiano, salieron muy buenas anécdotas.

 

 

Antes del picoteo fuerte del asado, unas albacoras a la parrilla para picar con un buen syrha.

 

 

Buenísima estuvo a la mantequilla y orégano.

 

De nuevo con la pura entrada ya quede listo.

 

 

En la vida solo necesitas 4 amigos que puedan llevar tu féretro.

Me quede pensando en lo fácil que es en estos tiempo enojarse o simplemente sobre reaccionar ante una opinión o situación a través de la red, en un grupo de chat o una video llamada, nos pusimos gatillo fácil para descargar la rabia acumulada y que distinto se torna toda en el cara a cara, ojalá que la modernidad no nos termine alejado de este lenguaje que va más allá de las palabras, se transmite con un gesto, un abrazo o con un simple garabato.

 

 

Me alegra mucho que cómo herederos de la tradición de un club con muchos años, luchemos por mantenerlo a flote y por acordarnos que los que ya no están, salieron ideas para honrar a esos socios que poco a poco se han ido alejando, quizás a fin de año podamos realizar alguna actividad de reconocimiento para ellos, pienso en Farías, Ávila padre e hijo, Ramos, y tantos otros. Y es que yo reflexionaba que si no hubiese dado esa pelea que fue bastante fuerte por hacerme cargo del club hoy en día viéndolo en retrospectiva, el club hubiera muerto junto con los que han partido pero al mismo tiempo hago el mea culpa que este stella maris no es el mismo club en que ellos participaron, creo que era inevitable y lo mismo va a pasar con nosotros.

 

 

La noche esta vez si estuvo muy helada y húmeda así que costó bastante más levantarse, partimos por el mismo pozón del día anterior pero está vez no asistieron las invitadas y la marea movió bastante más que el día anterior.

 

Así que nos movimos a la playa de más al sur dónde el Mario hace unos meses cobro una corvina enorme, el Edilberto buscando en la orilla con vinilos alguna cabrilla pero solo logro enredar tres armadas.

 

 

Acá era a la inversa de la otra playa, cerca había mucha traba y poco profundidad por lo que la posibilidad de pesca estaba a larga distancia, y muy larga, pasado los 80 metros, lo que no solo dejaba fuera a señuelos y vinilos sino también a buena parte de las chispas.

 

 

Y les hablaba de la falta de finesa o mala suerte que me privó de dos capturas bonitas el día anterior, el Mario por el contrario está muy fino y en día muerto logra una preciosa corvina, un poco de eso y también la experiencia ganada y tecnología que a veces hace la diferencia, esos 20 metros que me sacaba en el lance bastaron.

 

 

Preciosa la corvina, no la pesamos pero andaría rondando los 4 kilos a mi ojo.

 

 

Esta si se fue directo al cooler ya que el menú para hoy era algo bastante inusual para un paseo a la playa.

 

 

 

Eso si antes de comenzar a cocinar había que aprovechar la sombra de la piedra de los deseos.

 

 

Guatitas con papas fritas, bastante inusual para un paseo a la playa pero con la logística del Rubén no hay nada imposible, quedaron deliciosas y sacaron aplausos.

 

 

Por comida no nos quedamos, incluso sobró mucha carne de los asados, un agrado compartir con tan buenos amigos que entienden esta pasión en la misma sintonía que yo.

 

 

Pero la tarde no terminaría ahí, billy the kid era una alpargata al lado de nosotros.

 

 

Le estábamos disparando a unas latas pero los jotes que nos acompañaron incondicionalmente durante todas las jornadas dijeron está no es conmigo y se las emplumaron lejos del alcance del rifle.. serán carroñeros pero no tontos.

 

 

Después subimos el grado de dificultad y pusimos la lata a 100 metros con viento lateral.

 

 

Luego ya medios curaos pusimos al Edilberto afirmando la copa de vino en la cabeza.

 

 

La tarde se puso muy ventosa y teníamos que desarmar y dejar cargada las camionetas para salir de madrugada dejando abajo solo lo estrictamente necesario por lo que desistimos de pegar los último lances en la tarde.

 

 

De la caja mágica del Rubén salieron unos ostiones que empecé a preparar al pilpil en la previa del asado de cierre.

Picándola finita

 

 

Pregunte si le tiraba un ají y todo dijeron que si y en vista de que el que ocupé para el ceviche picaba menos que las corvinas de la mañana lo eche con un poco de pepas y nervio.

 

 

Quedó espectacular pero picaba del demonio, el Mario y el Rubén argumentaron que lo que entra tiene que salir así que los valientes pato, edilberto y yo bajamos el sartén completo.

 

 

A quemar los últimos palos y tirar el carbón para cerrar una jornada memorable.

 

 

Y el asado que quedaba no era menor, que manera de comer bien en este paseo.

 

 

Ojalá podamos pasar a fase 3 y poder hacer una salida completa, esperemos que avance el proceso de vacunación y que eso se vea reflejado en una baja en la demanda hospitalaria que nos permita ir retomando actividades comerciales y sociales que debemos restringir por ahora..

 

 

5:30 y a desarmar la carpa y partir sin desayuno ni nada, directo a trabajar.

Yo iba durmiendo atrás cuando el Mario para y se baja a revisar que el pedal del freno se fue a fondo, efectivamente se había roto una cañería justo en la derivación a la rueda izquierda, por suerte el Rubén iba detrás de nosotros y empezamos a analizar cómo repararla, la cortamos e intentamos doblarla sobre sí misma cómo primera opción pero estaba tan pegada al ramal que no dejaba sellarla bien.

Cómo tirando la talla con el Rubén cometamos que con un clavo de 1,5″ estaríamos al otro lado, mientras intentábamos sacar el niple de la cañería para trabajarla afuera. El patito partió a caminar por la pampa y de repente llegó con un clavo de 1,5″.

 

 

Lo pasamos de adentro hacía afuera y la cabeza hace el sello, asunto solucionado y retomamos el camino con una rueda menos.

Ya en la ciudad volver de inmediato a los llamados, compromisos, imprevistos, no hubo tiempo para la transición, por suerte todo salió bien y esperemos volver a repetirlo luego, por mi parte simplemente darle gracias por tan bonita jornada amigos.

 

Saludos y buena pesca para todos.

 

Mauricio Hernández Aliaga – Mecano

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